Fea, porque no le
preocupa estar a la última moda.
Tonta, porque nada
le importaba que le usaran para salvarse otras personas.
Inadaptada, porque
nadie la invitaba a las fiestas.
Perdedora, porque
nadie le había dicho nunca “Te quiero” ni siquiera una amiga.
Esos eran
calificativos que comúnmente recibía Eun Beong-hee, la mejor alumna del salón
3-A. Una muchacha de caderas anchas, piel bronceada por ser hija de una mujer
hawaiana y un coreano, tenia además el cabello más liso y sedoso que todas sus
compañeras, pero como siempre lo lleva amarrado por un elástico rojo nunca
nadie puede contemplar lo bello que es, tampoco es que se fijen en ella ni
siquiera para burlarse. Simplemente la chica de anteojos del primer asiento no
existe durante el año, a menos que sean los exámenes finales y todos tengan el
alma en un hilo por sus notas, entonces la chica que acostumbra estar en la
azotea o en la alberca es vista por aquellos que necesitan desesperadamente una
ayuda, tanto como para soportar, lo que ellos llaman, “conducta extraña” o su
“aterradora mirada”.
Cuando llega fin de
semestre ella acepta ser usada, porque tiene asumido su destino: ser ignorada
incluso por aquellos que en unos papeles dicen ser su familia
Pero…
¿Qué pasaría si la
chica de ojos ausentes desaparece? ¿Qué dirían si una vida pintada en colores
grises es atacada por un torbellino de colores revolucionarios? ¿Enceguecerían
a una joven mestiza rechazada por todos? ¿Lo aceptaría su entorno?
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